
¿Has tenido alguna vez la sensación de ser castigada/o con el silencio por alguien? ¿Tu amiga, madre, padre, hermano, pareja cuando se enfadan te retiran la palabra?
Dejar de hablarle a alguien es retirar el contacto. Aquí hay dos lados de la historia: Por una lado está la persona que deja de hablar. Es posible que se haya sentido herida por algún motivo y que no sepa qué hacer con ese dolor más que retirarse. No saber expresar el enfado por ejemplo, no saber detectar el propio enfado, sentirse ofendido y creer que "si tu me ofendes yo tengo derecho a no hablarte, como forma de ofenderte también" o como manera de vengarme.
Cuando alguien se siente herido/a cree que tiene derecho a infligir dolor en el otro. Cuando ocupamos el lugar de la víctima, la que ha recibido el daño, nos sentimos tan agraviadas, tan dolidas que no somos capaces de moderar nuestra venganza y creemos que merecemos cualquier cosa para mitigar ese dolor: si mi jefe me ofende yo puedo como venganza coger una semana de baja, si mi pareja me "pone los cuernos" yo puedo exigir que esté haciendo cosas para compensar durante toda la vida....
Lo que quiero explicar es que cuando estamos en el dolor perdemos el sentido de equidad o justicia y quizás devolvemos ese dolor multiplicado por 3.
La persona que para curarse las heridas necesita un espacio es probable que retire el contacto y se aparte. Eso puede ser sano si se comunica al otro y se hace por un período de tiempo "razonable".
La persona que recibe ese "castigo" es posible que no sepa de donde le viene si no se lo comunican, bien porque no se ha dado cuenta de su ofensa o bien porque no es consciente del dolor que puede llegar a provocar. Pero sí se da cuenta de que le han retirado el contacto y eso duele si la otra persona te importa.
Pero estoy aquí hablando de adultos. Es probable que tanto uno como otro tengan esas heridas ya en las relaciones de apego más tempranas, de la infancia.
Y es ahí donde es más intolerable la retirada del contacto. Si papá o mamá cuando se sienten ofendidos por la criatura reaccionan retirando el contacto, el bebé se asusta y se siente abandonado e indefenso. La criatura no puede entender que el adulto ya volverá, no entiende de tiempo, de "luego", solo está en el aquí y ahora (porque su cerebro no puede entender conceptos) así que seguramente lo que siente es que se va a quedar sola siempre, desprotegida, abandonada.
El bebé la relación que tiene con el adulto es de contacto, si ese contacto se rompe el bebé se siente desprotegido. El contacto se da a través de la mirada, del tacto, de la palabra. La cercanía es lo que la criatura entiende, porque su cerebro no está desarrollado y no tiene la capacidad de comprender que mamá está en la habitación de al lado.
Y quizás pensamos que esas cosas se olvidan, pero en realidad son las que quedan más grabadas en nuestro cuerpo, son memorias que no están en la parte "racional" porque son antes de que esa parte estuviera desarrollada pero son memorias de apego que repetimos ya para el resto de nuestra vida.
Quien más quien menos somos conscientes de que somos apegados o desapegados, que sufrimos cuando nos sentimos invadidos o bien cuando nos sentimos abandonadas. Tenemos memoria física de nuestras primeras relaciones de apego.
Y esa memoria vuelve a nuestro cuerpo cada vez que, de adultas, sentimos la retirada del otro/a. Cada vez que el otro nos retira la palabra, desaparece, se toma su tiempo, no contesta al teléfono, al whatsapp...
El cuerpo tiene memoria y reacciona a ese recuerdo con miedo.
Así que si tienes necesidad de retirarte comunícalo, y si es con un niño/a ten en cuenta que para ellos la retirada de contacto es mucho más dolorosa y no tienen la capacidad de entender lo que está pasando. Necesitan restaurar el vínculo a través del contacto lo antes posible.
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